Gustavo Rey nos muestra su creación para el concurso desde su bitacora,BLOGus.En ella, de vez en cuando, nos hace recapacitar y remueve nuestras conciencias a veces un tanto despistadas.
Un secreto...A este chico lo leía yo a escondidas antes de conocerle y de que se presentara al concurso.Los buenos blogs es lo que tienen.
No se dejen impresionar por la dureza de sus palabras en alguna de sus entradas.Tan solo meditenlas.En corto es un tipo sencillo y afable con un humor sutil, casi perverso.Justo el tipo de humor que a mi me gusta.
La tijera de los tomates
Cada vez que despierta recuerda el mismo sueño, su mujer, su hija, a él mismo, la huerta de la casa de la sierra, con sus tomates rojos, duros y brillantes, a las acelgas abiertas como esperando un abrazo, a las calabazas naranjas de un color tan intenso que al atardecer se confunden con el sol en el horizonte, a el columpio que él mismo construyó. El siente que hasta puede escuchar las risas, los ladridos de su perro negro, y hasta la misma canción que canta el jilguero, luego todo se oscurece y nace una luna llena, grande y hermosa en un cielo oscuro lleno de pequeñas e infinitas estrellas, la niebla y un silencio tranquilo.
Se ve en la cama con su mujer, abrazado e intentando inútilmente hacer círculos con el humo del único cigarrillo que fumaba al día, cerca de ellos está su hija dormida respirando tranquilamente.
Soñaba tantas veces lo mismo, pero no se acordaba desde hace cuando, había aprendido a disfrutarlo, a recordarlo y, de alguna forma, vivirlo.
Pero eso ocurre los días buenos, los días elegidos como él los define. Los días malos sueña en blanco y negro, y sufre; no hay muchas formas definidas y nada es tranquilo, todo tiene una velocidad endiablada, enloquecida y atemporal; es solo una seguidilla de situaciones dolorosas y gritos, muchos gritos. En los días malos nunca se ve a si mismo, se percibe y aunque está casi seguro de que es él, no se reconoce.
¡Tantas veces sueña esto también!.
El sueño termina todo en rojo, intenso, sucio y pegajoso, todo difuminado y confuso, escucha un último suspiro de su hija y gritos desesperados de su mujer, luego el silencio, solo silencio.
Ya su mujer y su hija están quietas, quietísimas, tiradas donde antes había una alfombra donde dormía el perro negro, no ríen ni gritan más, están desparramadas junto a unas tijeras teñidas de rojo que servían para cortar con tanto cuidado los tomates duros y brillantes. Los sonidos de fondo suenan a ladridos y aullidos lastimosos.
Y me despierto, él nunca sabe que es lo que ha pasado, yo sí lo sé, yo sí lo recuerdo todo y quiero seguir haciéndolo, no deseo soñar con mi mujer y nuestra hijita jugando en la casa de la sierra junto a los frutos de la huerta, me resisto a soñar con abrazos, lunas y estrellas, ahora esa no es la verdad, antes quizá sí.
Yo no quiero descansar, yo no quiero soñar lindo gracias al efecto de estas pastillas de mierda que me dan los de blanco.
Yo soy el que se despierta después del sueño horrible y agobiante, soy yo quien se despierta y se odia. Soy yo el que durante los próximos años tiene que pagar por lo que hizo, el que tiene que morir con la culpa. Yo, el dueño de las tijeras rojas, y no el que construyó un columpio para su hijita.
.
Se ve en la cama con su mujer, abrazado e intentando inútilmente hacer círculos con el humo del único cigarrillo que fumaba al día, cerca de ellos está su hija dormida respirando tranquilamente.
Soñaba tantas veces lo mismo, pero no se acordaba desde hace cuando, había aprendido a disfrutarlo, a recordarlo y, de alguna forma, vivirlo.
Pero eso ocurre los días buenos, los días elegidos como él los define. Los días malos sueña en blanco y negro, y sufre; no hay muchas formas definidas y nada es tranquilo, todo tiene una velocidad endiablada, enloquecida y atemporal; es solo una seguidilla de situaciones dolorosas y gritos, muchos gritos. En los días malos nunca se ve a si mismo, se percibe y aunque está casi seguro de que es él, no se reconoce.
¡Tantas veces sueña esto también!.
El sueño termina todo en rojo, intenso, sucio y pegajoso, todo difuminado y confuso, escucha un último suspiro de su hija y gritos desesperados de su mujer, luego el silencio, solo silencio.
Ya su mujer y su hija están quietas, quietísimas, tiradas donde antes había una alfombra donde dormía el perro negro, no ríen ni gritan más, están desparramadas junto a unas tijeras teñidas de rojo que servían para cortar con tanto cuidado los tomates duros y brillantes. Los sonidos de fondo suenan a ladridos y aullidos lastimosos.
Y me despierto, él nunca sabe que es lo que ha pasado, yo sí lo sé, yo sí lo recuerdo todo y quiero seguir haciéndolo, no deseo soñar con mi mujer y nuestra hijita jugando en la casa de la sierra junto a los frutos de la huerta, me resisto a soñar con abrazos, lunas y estrellas, ahora esa no es la verdad, antes quizá sí.
Yo no quiero descansar, yo no quiero soñar lindo gracias al efecto de estas pastillas de mierda que me dan los de blanco.
Yo soy el que se despierta después del sueño horrible y agobiante, soy yo quien se despierta y se odia. Soy yo el que durante los próximos años tiene que pagar por lo que hizo, el que tiene que morir con la culpa. Yo, el dueño de las tijeras rojas, y no el que construyó un columpio para su hijita.
.
11 comentarios:
En castellano, a la psicosis vulgarmente y peyorativamente se le llama locura ... tu relato nos habla de ella y me habla con una cordura perfecta.
Me encanta, BLOGus. Enhorabuena.
Besos.
Anda, que vamos de sorpresa en sorpresa, BLOGus te has lucido.
Espeluznante relato y final atroz, de los que me gustan a mi , con muchos muertos y eso.
Te felicito.
Gracias pati!
relato de terror psicologico desde la misma mente del asesino-demente, despierta sensaciones lo que habla de su calidad, muy duro a la vez que sutil
magnifico relato rogelio
Al principio tu relato me ha recordado a la casa de campo de mi padre :) Luego es lo que dice Pati, es la locura, la insensatez. Pero narrada desde lo mas hondo, incluso con ternura.
Suerte :)
Dura ambivalencia entre dulzura y esquizofrenia, al principio parecía un sueño y termina en real pesadilla.
Gran relato si señor.
Suerte BLOGus
Magistral Gus.!!Que bueno eres pibe!!.
Grandioso el flash de los tomates rodeando a la niña en sus juegos y esperando a ser sesgados igual que la vida de la pequeña.
No me hubiera gustado coincidir con este tipo en un hotel de montaña abndonado y rodeado de nieve...Fijo que es de los que ven niñas en triciclos corriendo sobre las alfombras de los pasillos...¿Os suena?.
Felicidades gustavo.
Gracias amigos!
Por un lado me dejas soñando en blanco: un retrato familiar, una huerta, un día bueno y de pronto me sales en negro: una mirada seca, fría, bordeando la locura, se me ponen los pelos de punta de puro nervio rojo gritos...
Que quieres que te diga, me dejas pensando y estremecida que bien escribes Gus!!! tienes una pluma privilegiada, me gustó muchísimo!!!
Psicosis tomatera, me ha gustado, como siempre Gustavo me deleita tanto en BLOGus como aqui
Blogus, Esa tijera es espeluznante. Lo leí varias veces y disfrute lo descriptivo del ambiente, aunque no tanto la amargura del dueño de ese sueño. Saludos!
Publicar un comentario