Si alguna vez tengo la oportunidad de que se me conceda un deseo tengo muy claro cual sería.
Volvería al momento exacto en el que se empezó a construir la Torre de Babel.Una vez allí boicotearía sistemáticamente su construcción.
Si el duende que me lo concede es un buen profesional,que hay mucho intrusismo ya también en este gremio,seguro que sería capaz de ponerme frente a frente con el hombre que tuvo la idea primigenia.
Trataría de persuadirle para que desistiera.
No dudaría en quitarle tan peregrina idea de la cabeza a la fuerza si no lo consiguiese de forma civilizada.Le daría de ostias hasta que se le olvidara porque las estaba recibiendo.
Dios era un gran estratega militar.
Lo primero que hizo fue cortar las comunicaciones al enemigo.Hoy en día todavía no hemos sido capaces de reparar aquel golpe magistral.
En un viage que realicé a París tuve la oportunidad de comprobarlo.
Amanecimos en la ciudad de la luz y a oscuras me dirigí al cuarto de baño con mis lagañas facilitando más si cabe el corto trayecto.
!Sorpresa!, estaba inundado.
No os quiero ni contar con mi reducidísimo francés y mi ingles de emergencias las filigranas que tuve que hacer para explicar la situación cuando llamé a recepción.
Menudo apuro verbal por culpa de la Torre de Babel.
Finalmente,tras varios catastrofic al otro lado del teléfono conseguí que nos cambiaran a una chambre algo mejor y lo más importante;con acceso peatonal al baño.
Supongo que mi insistencia en explicarles que una catastrofic es algo más dramático que un simple problema de hotel les debió enternecer.Siempre es bueno reclamar suabecito.
Sin embargo recientemente he comenzado a sospechar que existen descendientes directos de aquella época en la que Dios castigó a los hombres a no entenderse a los cuales no afectó su ira.
Estos además ocultan su privilegio hasta que una situación los desborda.Me explico...
Recientemente fui invitado a tomar un café en casa de un paisano.Nada más entrar me impresionó la gran colección de arte asiático con la que había incrementado la decoración de su hogar.
Me comentó que habían encargado por teléfono varios platos a un restaurante chino.Cuando los recibieron comprobaron que uno de ellos estaba en mal estado.Al reclamar al restaurante, su interlocutor solo acertaba a decir:
-Mi no entendel.
Luego tras mencionar las palabras denuncia ante consumo aquel descendiente directo de los inmunes al castigo divino reaccionó y dando mil excusas mando un nuevo pedido lleno de exquisitos manjares y generosos regalos.
Maldigo mi suerte por no ser yo familiar lejano de uno de esos hombres a los que Dios permitió seguir entendiendo todo tipo de lenguas y dialectos.No tendría tantos problemas de comunicación.
Quiero ser como el chino del teléfono.He descubierto que no hay duendes.
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Volvería al momento exacto en el que se empezó a construir la Torre de Babel.Una vez allí boicotearía sistemáticamente su construcción.
Si el duende que me lo concede es un buen profesional,que hay mucho intrusismo ya también en este gremio,seguro que sería capaz de ponerme frente a frente con el hombre que tuvo la idea primigenia.
Trataría de persuadirle para que desistiera.
No dudaría en quitarle tan peregrina idea de la cabeza a la fuerza si no lo consiguiese de forma civilizada.Le daría de ostias hasta que se le olvidara porque las estaba recibiendo.
Dios era un gran estratega militar.
Lo primero que hizo fue cortar las comunicaciones al enemigo.Hoy en día todavía no hemos sido capaces de reparar aquel golpe magistral.
En un viage que realicé a París tuve la oportunidad de comprobarlo.
Amanecimos en la ciudad de la luz y a oscuras me dirigí al cuarto de baño con mis lagañas facilitando más si cabe el corto trayecto.
!Sorpresa!, estaba inundado.
No os quiero ni contar con mi reducidísimo francés y mi ingles de emergencias las filigranas que tuve que hacer para explicar la situación cuando llamé a recepción.
Menudo apuro verbal por culpa de la Torre de Babel.
Finalmente,tras varios catastrofic al otro lado del teléfono conseguí que nos cambiaran a una chambre algo mejor y lo más importante;con acceso peatonal al baño.
Supongo que mi insistencia en explicarles que una catastrofic es algo más dramático que un simple problema de hotel les debió enternecer.Siempre es bueno reclamar suabecito.
Sin embargo recientemente he comenzado a sospechar que existen descendientes directos de aquella época en la que Dios castigó a los hombres a no entenderse a los cuales no afectó su ira.
Estos además ocultan su privilegio hasta que una situación los desborda.Me explico...
Recientemente fui invitado a tomar un café en casa de un paisano.Nada más entrar me impresionó la gran colección de arte asiático con la que había incrementado la decoración de su hogar.
Me comentó que habían encargado por teléfono varios platos a un restaurante chino.Cuando los recibieron comprobaron que uno de ellos estaba en mal estado.Al reclamar al restaurante, su interlocutor solo acertaba a decir:
-Mi no entendel.
Luego tras mencionar las palabras denuncia ante consumo aquel descendiente directo de los inmunes al castigo divino reaccionó y dando mil excusas mando un nuevo pedido lleno de exquisitos manjares y generosos regalos.
Maldigo mi suerte por no ser yo familiar lejano de uno de esos hombres a los que Dios permitió seguir entendiendo todo tipo de lenguas y dialectos.No tendría tantos problemas de comunicación.
Quiero ser como el chino del teléfono.He descubierto que no hay duendes.
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3 comentarios:
Que pena que no halla duendes, porque sin duda lo hubieras conseguido.
SALU2
Habrían modismos si todos comprendieramos lo que decimos, quizás no habría tanta gente haciendose los tontos al decir que no entienden pero en realidad son unos pillos...
Yo creo que más que un problema de dialectos o lenguas es la falta de capacidad de las personas por intentar o querer descubrir al otro y dejar de lado las palabras para cambiarlas por agresión.
No habrá duendes, pero hay perruquitos soñadores para mejorar el mundo :)
besotes y un abrazo mi Perezosin ;)
Ahi has tocado la tecla.Sabias palabras.
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