Yo, que a chulo no me gana nadie, me acerqué buscando camorra.Tras unos ineludibles, "que" y "que de que", entablamos amigable conversación perruna.
Resulta que el problema se reducía a que no podía orinar debido a mi presencia.
La inoportuna cercanía física de mi grácil figura acarreaba para mi congénere la más vil de las torturas y la más cruel de las desgracias teniendo en cuenta que el caniche en cuestión estaba malgastando la segunda de sus salidas diarias.
Este fastidioso problema psicourinario lo había heredado de su noble propietario.
Al parecer,el tipo, era incapaz de mear acompañado o siempre que su radar genital detectase a alguien en diez metros a la redonda.
Eso marcó la infancia y futura madurez del sujeto.Nunca participó en tan nobles competiciones por lo que jamás pudo batirse en duelo quedando clavada dicha pena en su alma para los restos.
Me detalló el caniche el rato infame al que continuamente ha de enfrentarse cuando despreocupado y alegre se ve sorprendido en esos servicios de Dios por la repentina entrada de otra persona.
Esa molesta compañía, aunque carente de mala fe alguna, propicia el corte violento de la micción de nuestro sufrido amigo.Y encima tiene que tratar de seguir la conversación que surge espontánea y animosa sin que se le note el sufrimiento prostático que conlleva el estar tan cerca del objetivo y no poder alcanzarlo.
Otras veces tiene que disimular no ser un pervertido que entra a los baños a ojear.Eso debe ser realmente complicado.Veo difícil convencer a nadie de que no lo es si se tira media hora en un baño con el arma en ristre delante del water y sin hacer nada de lo que se supone que debería estar haciendo.
Dice un castizo refrán que "picha española nunca mea sola".Este hombre o es la excepción que confirma la regla o no es nacido en España aunque el caniche así me lo aseguraba.
Mientras seguía contándome anécdotas de su amo a mi me vino la memoria el Manneken Pis belga.
La criaturita, con sus escasos cincuenta centímetros,se da gusto durante horas a pesar del ingente numero de personas que le observan, graban y fotografían.
En la Wikipedia podemos leer;
"La estatua es vestida en muchas ocasiones con un disfraz, según un programa gestionado por la asociación sin ánimo de lucro Amigos del Manneken Pis, en ceremonias que a menudo son acompañadas por una banda de música. Cuando el chorro del Manneken es conectado de nuevo tras ser vestido, el exceso de presión tras esta abstinencia puede llegar a salpicar a los espectadores, ante el disfrute general.
Su vestuario está formado por varios cientos de disfraces diferentes que se exponen en el Museo de la Ciudad."
Yo creo que tanto el caniche como su amo no necesitan disfraces ni música ni un museo propio para soltar tanta presión acumulada en sus vejigas,tan sólo un poco de intimidad.
Claro que estas tres cosas sería de recibo otorgárselas si alguna vez consiguieran mear con público.
En cualquier caso les puedo asegurar que jamás he visto a un perro mear tanto y tan deprisa como a este una vez que "tonto el" se creía no observado...
0 comentarios:
Publicar un comentario