Alvaro Fernández Armero,(“Todo es mentira”, “El juego de la verdad”, “Salir pitando”) dirigió en 1992 El Columpio con el que obtuvo el Goya al mejor cortometraje de ficción en 1993.
Ariadna Gil y Coque Malla coinciden en un andén del metro de la madrileña estación Ciudad Universitaria.
Rápidamente se sentirán atraídos el uno por el otro aunque la indecisión y el miedo a dar ese primer paso harán que su historia de amor se quede en algo menos de ocho minutos.
Ariadna Gil y Coque Malla coinciden en un andén del metro de la madrileña estación Ciudad Universitaria.
Rápidamente se sentirán atraídos el uno por el otro aunque la indecisión y el miedo a dar ese primer paso harán que su historia de amor se quede en algo menos de ocho minutos.
La imagen de El Columpio que sale al principio donde dos pequeñas personas sentadas giran continuamente una enfrente de la otra condenadas a no juntarse nunca es realmente perfecta para abrir el corto.
Reconozco que tantas dudas en el coqueteo mental de los protagonista me llegan a poner nervioso.
La escena final es realmente divertida aunque previsible teniendo en cuenta la poca iniciativa de ambos.
Todos hemos protagonizado alguna escena parecida.
Puede ser que eso sea lo que convierte a este corto en un recuerdo delicioso y hace que no te canses de verlo por enésima vez en quince años.
Es obvio que en nuestra escena personal sólo conocíamos nuestro texto pero por muy malos actores que hayamos sido supongo que quien más y quien menos se habrá atrevido a improvisar un simple Hola fuera de guión.
Supongo que en la vida real nunca volveríamos de nuevo a la estación.¿Por qué arriesgarse a seguir haciendo el ridículo?.
Tampoco nos quedaríamos a esperar a que apareciera de nuevo nuestra media naranja por el andén de enfrente.¿O quizás si...?.
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Reconozco que tantas dudas en el coqueteo mental de los protagonista me llegan a poner nervioso.
La escena final es realmente divertida aunque previsible teniendo en cuenta la poca iniciativa de ambos.
Todos hemos protagonizado alguna escena parecida.
Puede ser que eso sea lo que convierte a este corto en un recuerdo delicioso y hace que no te canses de verlo por enésima vez en quince años.
Es obvio que en nuestra escena personal sólo conocíamos nuestro texto pero por muy malos actores que hayamos sido supongo que quien más y quien menos se habrá atrevido a improvisar un simple Hola fuera de guión.
Supongo que en la vida real nunca volveríamos de nuevo a la estación.¿Por qué arriesgarse a seguir haciendo el ridículo?.
Tampoco nos quedaríamos a esperar a que apareciera de nuevo nuestra media naranja por el andén de enfrente.¿O quizás si...?.
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1 comentarios:
Este tipo de cortometrajes nos muestra que es posible aun hacer audivisuales de calidad sin las ostentosas cifras que invierten en hollywood, muchas veces, en la mayoria sin resultados de calidad. Y que aun existe publico para el que el contenido sigue siendo lo mas importante
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